La reactivación y el regreso a las oficinas en México evoluciona según las campañas de vacunación y la implementación de nuevas formas de trabajo en los corporativos; las mejores prácticas, los errores y las modalidades funcionales, están siendo contempladas dentro de la planeación organizacional. Y es que México era un país en donde sólo el 3% de sus trabajadores gozaba de teletrabajo, y ese mínimo porcentaje evolucionó a un robusto 68% cuando la pandemia fue declarada, hoy continúa por definirse si este se mantendrá o trasmutará una vez más según el nuevo contexto.1
Y es que las oficinas están viviendo una resignificación de sus espacios ante las interrogantes ¿para qué asistir diario al corporativo, si hemos pasado ya casi dos años trabajando desde casa? ¿cómo se llevarán a cabo las juntas de trabajo cara a cara? ¿será este el momento de renovar, reubicar o desaparecer las oficinas? ¿quién medirá la eficiencia de la modalidad en línea hacia la física? ¿ya contamos con un plan de comunicación que ayude a dicha transición? ¿si reducimos el espacio de las oficinas, contamos con presupuesto para almacenaje?
La nueva normalidad viene acompañada de novedosas formas de trabajo, convivencia y la apropiación de los protocolos sanitarios que nos ayudaron a contener los contagios por la COVID-19. Por lo tanto, el reto está en la evolución de los ambientes de trabajo que se prevén en todas partes del mundo; ya que el sentir y las necesidades de las organizaciones son factores que determinarán los planes a desarrollar.
Se ha vuelto irrefutable reconocer que la forma en que todos trabajamos ha cambiado. La Organización Internacional del trabajo (OIT) arguye que uno de cada cinco trabajadores en el mundo ha tenido que trabajar de forma remota durante los últimos 19 meses, a consecuencia de la pandemia y la magnitud de estos cambios a futuro cambiarán según el continente. Por ejemplo, el 35% de las empresas en Reino Unido planean reducir el tamaño de sus oficinas al terminar 2021, para habilitar el teletrabajo o esquemas híbridos – una parte en casa y otra presencial-. De manera similar, en los EE.UU., una encuesta realizada por CNBC indica que poco menos de la mitad de empresas utilizarán un modelo de trabajo híbrido para finales de año; mientras que alrededor de un tercio asegura que en su empresa priorizará el trabajo presencial, cara a cara, sobre las formas remotas. La realidad en México es menor en porcentaje, según un estudio de la Universidad de Chicago, en nuestro país solo el 22% de los trabajos pueden seguir ejerciéndose de forma remota.
Y es que solo 468 ocupaciones del Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones pueden desempeñarse vía remota. Si estas se delimitan a nivel nacional, la CDMX aventaja con 19%, seguido por los estados de Nuevo León 14.2%, Querétaro 12.2%, Guanajuato 7.6%, Guerrero 7.3% y Veracruz 7.3%; dichas entidades son preponderantes económicamente en nuestro territorio.
A su vez, las mujeres cuentan con mayor oportunidad de desempeñarse como teletrabajadoras, ya que ellas ocupan trabajos aptos para realizarse de forma remota en un 15.7% mientras que la de los hombres se reduce a un 7.7%. Lo que sí es una realidad, es que solo los trabajos mejor remunerados y calificados son los que sí pueden llevarse a cabo dentro de un modelo híbrido o 100% remoto.
En algunas ciudades, el regreso a la oficina se ha hecho con un aforo de alrededor del 50%, por debajo de niveles prepandémicos. La movilidad de los trabajadores, dentro de la jornada laboral, en Frankfurt ha bajado un 17% y en Singapur, la asistencia a la oficina se redujo en un 33%. Por el contrario, en Hong Kong, la mayoría de los trabajadores ya están de vuelta en sus escritorios, casi tan cotidianamente como lo hacían, antes de la COVID-19.
En Australia, dos de cada cinco personas (40%) trabajaron desde casa al menos una vez a la semana en febrero de 2021, en comparación con un registro de teletrabajo por 24 por ciento prepandémico. Según los últimas Impactos de la encuesta COVID-19 en los hogares las circunstancias varían aún más en los países en desarrollo, como India, donde hay menos oportunidades de trabajar de forma remota. De hecho, solo el cinco por ciento de los trabajadores en India han podido trabajar a distancia, entre tres y cinco días a la semana, sin afectar la productividad. Esto porque la mayoría de su fuerza laboral, proveniente de los 4,645 millones de trabajadores son empleados del sector agrario o de consumo, donde el trabajo no se puede realizar desde casa.
Amén de las nuevas formas de trabajo, cabe mencionar el sentir de los trabajadores, puesto que muchos empleados tienen cierto grado de reticencia para volver a las oficinas. Según una encuesta de EE.UU., de los sitios listados en Flexjobs por tipo de trabajo, el 65% de los trabajadores canalizados a trabajar desde su casa por la pandemia, dijeron que querían seguir con el teletrabajo; mientras que el 58% aseguraron que preferirían buscar un nuevo trabajo, antes de tener que volver a la oficina. Solo el dos por ciento dijo que prefería regresar, y el 11% considera que el teletrabajo no era esencial para ellos. Un tercio de los encuestados votó por la implementación de modelos híbridos de trabajo.
Empalme los porcentajes de reticencia con las iniciativas gubernamentales y privadas a favor del regreso a las oficinas, para vislumbrar la necesidad por establecer ciertos parámetros y compromisos para normalizar la reactivación de los sitios. Apple, por ejemplo, ha solicitado que los empleados regresen a la oficina tres días a la semana. Para México, según la consultoría KPMG y su artículo “Teletrabajo en México: retos para su implementación” 91% de las empresas encuestadas considera que sus trabajadores mantendrán un esquema de trabajo híbrido pospandemia. Porque al parecer un 85% de los corporativos consideran que la comunicación y productividad mejoraron en un 85% vía remota. En contraste, los retos que faltan por resolver dentro de las empresas en México es el derecho a la desconexión según la jornada laboral pactada, solo respetada en un 49%, así como la adopción e implementación de nuevos modelos de trabajo, comunicación y supervisión, en un 72% ya implementados.